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Vino y salud


La relación entre el vino y la salud, después de algunos años, es objeto de un gran debate científico que está siendo seguido con mucho interés por centros de investigación y asociaciones como FIVIN, Fundación para la Investigación del Vino y Nutrición, ya que éste es uno de sus objetivos fundacionales.


La especificidad del Vino


Convendría establecer una diferencia de base según el grupo étnico social o geopolítico a que se dirija cualquier recomendación con respecto al consumo de vino. Parecería conveniente diferenciar las sociedades que tienen una cultura mediterránea, es decir, aquellas en que por tradición se ha consumido vino siempre en compañía de los alimentos, en donde tomar vino es ya una respetada costumbre y que se inserta siempre en un contexto de moderación, de cultura, y de buen saber vivir. En los países del área mediterránea la inmensa mayoría de la población que consume vino lo hace dentro de un contexto cultural que muchas veces nada tiene que ver con el alcoholismo. En ese tipo de culturas es posible aconsejar una ingestión ligera o moderada de vino sin que esto signifique que la persona pueda excederse sin que le haga daño. Otro caso muy distinto lo constituirían las sociedades del resto del mundo, África, buena parte de Asia, etc. en donde no ha existido nunca una cultura vinícola de tipo mediterráneo. En estos casos si que puede ser recomendable una mayor prudencia en cuanto a la recomendación de su correcto consumo. El vino, consumido con moderación, es tolerado perfectamente por el organismo, e incluso, puede resultar beneficioso según los antecedentes de la persona.

Después de 1990 numerosos estudios han indicado que las personas que consumen cantidades moderadas de vino presentan una incidencia de enfermedades cardiovasculares inferiores. Generalmente los resultados sugieren que un consumo moderado de vino está asociado con una disminución de un 30 a un 40 %, en el riesgo de sufrir enfermedades coronarias.

Numerosos estudios han demostrado que las personas que consumen vino moderadamente padecen en menor medida enfermedades cardiovasculares

Los científicos han sugerido numerosos mecanismos para explicar el efecto cardio-protector de un consumo moderado de vino. Entre estos argumentos se pueden destacar:


  • Un aumento del Colesterol HDL (colesterol bueno). Estas lipoproteínas de alta densidad participan activamente en la depuración del colesterol en exceso dentro del organismo.

  • Una disminución del Colesterol LDL (colesterol malo). El riesgo de enfermedades cardiovasculares y coronarias aumenta con la concentración de LDL. El colesterol transportado bajo esta forma se fija fácilmente en las paredes de los vasos sanguíneos y favorece la aparición de lesiones arteroesclerósicas.
  • Una disminución de los mecanismos implicados en el fenómeno de coagulación y agregación plaquetaria. En efecto las plaquetas sanguíneas son las células de la sangre que bajo la acción de ciertos factores pueden formar coágulos que pueden conducir a la obstrucción de los pequeños vasos sanguíneos (trombo).


El vino está compuesto mayoritariamente por agua y por un porcentaje de alcohol que oscila entre los 11 y 18º vol. El número de constituyentes disueltos en el vino se cifra por centenares. Su composición mineral es también muy original, con el potasio como dominante (el vino podría ser consumido en los regímenes hiposódicos). Independientemente de esto el carácter distintivo del vino a "nivel de efectos sobre la salud" viene dado por los compuestos aromáticos y por los compuestos fenólicos.

Actualmente entre los efectos observados en los consumidores moderados de vino aparece que ciertos componentes fenólicos, específicos del vino son los responsables de efectos benéficos sobre la salud
En lo que concierne a las enfermedades cardiovasculares, la mayoría de estudios demuestran un efecto benéfico superior del vino respecto a otras bebidas. En 1992, un estudio del Dr. Klatsky demostró que el vino entraña una protección superior a otras bebidas alcohólicas en materia de enfermedades cardiovasculares.(1)

En 1994 el Dr. Criqui demuestra que los bajos niveles de mortalidad por enfermedades coronarias están relacionados de una manera mucho mayor con el consumo de vino que con el de alcohol.(2) Recientemente en 1995, el Dr. Gronbaek ha obtenido una reducción de un 50 % de las enfermedades cardiovasculares por efecto de un consumo moderado de vino.(3)

Se ha estudiado, también, el efecto de un consumo moderado de vino sobre el cáncer más recientemente, como ha desarrollado el Prof. Pezutto y el Prof. Beecher en su estudio sobre el resveratrol como factor de protección en la formación y progresión del cáncer (4).

Junto a las enfermedades cardiovasculares los investigadores han estudiado el efecto de un consumo moderado de vino sobre la mortalidad total (todas las causas de muerte en su conjunto). Los resultados de numerosos estudios epidemiológicos efectuados en esta materia muestran que la relación entre el consumo de vino y el riesgo de mortalidad total es una curva en forma de J.

Si hablamos de las enfermedades cerebrovasculares, se deben considerar los accidentes vasculares cerebrales (AVC) isquémicos (obstrucción de los vasos sanguíneos) y las AVC hemorrágicas (ruptura de los vasos sanguíneos). Los estudios tienden a mostrar que el riesgo de AVC disminuye con un consumo de 1 a 2 vasos al día hasta un máximo de 4 a 5 vasos al día de consumo regular.

 

  • ¿Qué se entiende por moderación?


La cantidad de vino que puede ser bebida diariamente con el fin de aprovechar el máximo de sus efectos beneficiosos, sin resultar perjudicial para la salud, es la pregunta clave. Dependiendo de las características de peso, altura, sexo, edad, enfermedades, etc, de cada individuo según diferentes estudios clínicos, analíticos y epidemiológicos se establece:


Unidad = volumen en ml. x grado alcohólico
                                    1.000


Ejemplos:
125 ml. vaso vino de 11º o 12º = 1.5 unidades
175 ml. vaso vino de 11º o 12º = 2 unidades
75 cl. botella vino de 9º o 10º = 6.8 y 7.5 unidades
75 cl botella vino de 11º o 12 º = 8 y 9 unidades


El vino, el corazón y la artero-esclerosis


El consumo moderado de vino tiene una incidencia en la reducción de las enfermedades cardiovasculares y arterosclerosis. Uno de los mecanismos implicados en este efecto protector consiste en elevar las lipoproteínas de alta densidad, inhibir la oxidación de la lipoproteínas de baja densidad, inhibir la agregación plaquetaria y su efecto antioxidante. Renaud S. Guégen R. Schenker J., D'Houtaud A. "Alcohol and Mortality in Middle-aged men from Eastern France. Epidemiology 1998; 9".

El vino y los jóvenes


Niñez: La fragilidad del sistema nervioso obliga a la abstención.
Adolescencia: Es necesaria una educación respecto al uso y el abuso. Los padres son los modelos a seguir por la juventud.

El vino y la mujer


No se han observado efectos adversos en el embarazo asociados con un consumo muy escaso considerado en un vaso de vino al día equivalente a 15 ml. de alcohol.

El vino y la diabetes


Un vino correctamente vinificado no contiene productos glucídicos asimilables por el hombre y por lo tanto, no produce ninguna alteración sobre el equilibrio metabólico de un paciente diabético, tanto sea tratado con medicación oral como con insulina.

El vino y la enfermedad de alzheimer


Resultados de recientes estudios demuestran una reducción de tres cuartos de la frecuencia de esta enfermedad después de tres años de seguimiento, entre los bebedores moderados respecto a los abstemios. Orgogozo, J.M. Dartigues, J.F. Lafont, S. Renaud, S. Wine consumption and the dementia in the elderly: Prospective community study in the Bordeaux area. Rev. Neurol. 1997, 153.

El vino y el cáncer


El resveratrol, presente en la piel de la uva y en el vino, inhibe las fases de proliferación de las células cancerígenas. La acción inhibidora del resveratrol se produce sobre el estado de iniciación, el de promoción y el de la progresión de las células tumorales. John M. Pezzuto, Cancer Chemopreventive Activity of Resveratrol, a Natural Product Derived from Grapes; Science 10 January 1997, Volume 275, pp. 218-220

El vino y el deporte


El consumo de vino en cantidades moderadas puede desencadenar mecanismos fisiológicos que facilitan la adaptación del organismo al esfuerzo. Los expertos en Medicina del Deporte recomiendan como cantidad máxima al día 0,7 gramos de alcohol por kilo de peso.

Tienda de Vinos Juanito

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