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Ciudad del Vino

La Naturaleza y el hombre se han fundido en una particular simbiosis que tiene lugar en Montilla, un reino privilegiado situado entre el río Guadalquivir y las Sierras Subbéticas; un escenario excepcional de tierras albarizas, delimitado por su especial orografía, por su singular climatología y por su excepcionalidad geológica, que tiene bien a gala acoger una criatura líquida de excepcional valía.

El milagro se repite cada año. En el mes de septiembre, la zona Montilla-Moriles se viste de gala para celebrar el ancestral rito de la vendimia. Las altas temperaturas que se registran en la Campiña durante los meses de verano permiten alcanzar a las uvas su grado óptimo de maduración.

El ritual se perpetúa de forma invariable. Bajo un sol de justicia, los vendimiadores se encorvan para acariciar los prietos racimos que han concedido fama internacional al sur de la provincia de Córdoba. El clima de esta comarca, cálido y seco, consigue preparar la uva para el momento de su recolección, enriqueciéndola de azúcares que, ya en la bodega, se transformarán en grados de alcohol naturales.

Pero el vino ya no es la base de la economía de Montilla. El sector servicios ha ido restando importancia a la industria vitivinícola que, en la actualidad, representa menos del diez por ciento de la economía local. La mayoría de los más de 3.000 viticultores censados por el Consejo Regulador complementa los ingresos que obtienen de la explotación de sus viñedos con otras fuentes alternativas. Sólo así es posible mantener el patrimonio vitícola ya que, en muchos casos, las viñas sobreviven por debajo del umbral de su rentabilidad.

Pese a todo, el vino sigue teniendo una importancia capital para los montillanos. Durante años, los jornales que la vendimia generaba -bien en la recolección, bien en la molturación-, aportaban unos ingresos que ayudaban a las familias más humildes a afrontar el inicio del curso escolar o a renovar el vestuario o algunos muebles. A quienes eran poseedores de alguna fanega de viña, la recolección de la uva les permitía, incluso, la consolidación de sus ahorros. Hoy día, las labores agrícolas y la recolección de uva en las cerca de 5.000 hectáreas existentes en la Denominación de Origen Montilla-Moriles, generan un total de 100.000 jornales.

Los datos constatan que en los últimos veinte años han desaparecido más de la mitad de las viñas en el marco vitivinícola. El complejo mercado de los vinos finos, unido a los abandonos definitivos que se registraron años atrás animados por las ayudas que subvencionaban los arranques, han ido aumentando vertiginosamente esta estadística.

En la actualidad, la recolección apenas dura 20 días; las lagaretas familiares tradicionales han desaparecido y en los complejos bodegueros encargados de la molturación apenas trabajan una decena de personas a lo largo de todo el proceso. Una situación que, consecuentemente, se ve reflejada en otras actividades económicas como son los comercios.

Sin embargo, nadie puede dudar de que existe una dependencia cultural que vincula a esta zona con el vino. El nombre de Montilla-Moriles está indisolublemente unido al de sus caldos. Éstos forman parte de los genes de cada uno de sus vecinos y, ciertamente, pueden considerarse como un rasgo definitorio de su personalidad.

A lo largo de la historia, los hombres y mujeres de Montilla han concedido al vino la misma importancia que hoy día se le otorga. Quizás sea en estos aspectos socio-culturales en los que los montillanos se reconocen. Probablemente, constituyan la piedra angular sobre la que haya que diseñar y reconstruir las posibilidades de proyección al exterior que tiene la ciudad. El vino, en definitiva, como vehículo y como objeto de la cultura.

 

 

 

 


Una ciudad unida íntimamente al vino


El Castillo de Montilla acogerá el Museo Temático del Vino AndaluzProyectos como la Ruta del Vino Montilla-Moriles , las catas dirigidas o las actividades promovidas por la Hermandad de la Virgen de las Viñas, por la Cofradía de la Viña y el Vino, o por colectivos como El Mandil, La Avenencia, la Asociación de Empresarios o El Coloquio de los Perros, dan buena muestra del compromiso de esta tierra con sus caldos.

Un sinfín de iniciativas que esperan contar en breve con un epicentro común, con un núcleo que sirva como auténtico elemento vertebrador de la oferta turística de la comarca: el Museo Temático del Vino Andaluz, un espacio en el que se ofrecerá información sobre la enología y la vitivinicultura a lo largo de los tiempos.

Un espacio pionero en Andalucía que, además, servirá para recuperar en su plenitud el Castillo de Montilla, lugar emblemático que vio nacer un 16 de marzo de 1453 a Gonzalo Fernández de Córdoba, El Gran Capitán, uno de los más insignes militares de todos los tiempos.

Tienda de Vinos Juanito

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